No, no, y no.
Cuando haga la suma de lo que he vivido
y lo que sigo viviendo,
no quiero tener que añadir lo que he soñado.
No quiero conseguir lo inalcanzable soñando.
Quiero sentir de cerca el olor persistente del fuego en tu ropa.
El resplandor de los relámpagos a través de las ventanas
sintiendo la calidez de tu piel en mi espalda.
La lluvia golpeando los cristales.
El sonido de las hojas arrugándose bajo nuestros pies.
El frescor del aire otoñal.
Ver tu respiración en el aire.
Preparar juntos tu cena de amigos.
Reírnos con mi jersey dulce tres tallas más grande.
Y que me ayudes a buscar mi barra de labios cereza.
Probar el sabor de tu boca dormida.
Curiosearte todo.
Beber tu vino.
Tatin de manzana contigo.
Café caliente conmigo.
Y quiero más.
No quiero soñarte, quiero vivirte.
Que me preguntes otra vez si estoy bien
para decirte que sí, sin bajar la mirada.
Y susurrarte al oído cada mañana:
Qué bello te despiertas conmigo al amanecer;
si pudieras verte...